Sabes que estás, sabes que trabajas duro y resuelves problemas a diario.
Pero……
¿Sabes a dónde vas?
Sin la más mínima duda, las organizaciones que verdaderamente evolucionan, crecen y prosperan son aquellas que cuentan con un plan estratégico y son capaces de implementarlo, seguirlo y irlo adaptando a las circunstancias.
Abraham Lincoln decía – Dame seis horas para cortar un árbol y pasaré las cuatro primeras afilando el hacha.
Es importantísimo parar antes de arrancar sin contar con un rumbo del que estemos convencidos. Esta es una de las principales dificultades que encontramos en las organizaciones. ¿Cómo parar cuando se está andando y no se puede disminuir el ritmo?. Por eso os ayudamos a crear el espacio necesario para pensar en lo que somos y en lo que deseamos y podemos ser. A afilar el hacha. No hay tiempo mejor invertido.
Contar con un plan estratégico viable y en el que se crea fuertemente nos permitirá no sólo hacer evolucionar nuestra organización adecuadamente sino:
- Saber priorizar.
- Optimizar recursos.
- Orientar a nuestros equipos y consolidar su confianza.
- Desplegar en la organización el liderazgo adecuado.
- Tener información para la adecuada toma de decisiones.
Es más cómodo no planificar pues de esta forma estamos abiertos a todo. Y es que otro de los beneficios de desplegar un proceso de planificación estratégica es saber en qué aspectos NO vas a poner el foco, qué campos son los prioritarios y cuales no lo son.
Tácticas
Aunque el mayor esfuerzo intelectual se despliega cuando se definen los objetivos a conseguir a medio y largo plazo, cuando definimos dónde estará la organización en un plazo, el mayor esfuerzo de trabajo consiste en la definición y ejecución de las tácticas.
Y es que no hay nada más frustrante que un precioso plan estratégico que un día entró en el cajón y nunca salió.
Para evitarlo, además de definir el destino, debemos trabajar en la definición de las acciones, el método (tácticas) que seguirá la organización para conseguir llegar a dicho destino.
Definir la táctica implica tener muy claro:
Quienes harán qué, cuándo, cómo, con qué recursos para conseguir qué resultado.
Es la agregación de los resultados de las diferentes acciones lo que crea el resultado final que define el destino.
Comunicación.
Otro de los puntos clave en el proceso de Planificación Estratégica es la Comunicación. En muchísimas ocasiones nos encontramos con organizaciones donde los equipos trabajan sin conocer el plan general en el que se enmarcan sus acciones. Esto nos hace perder potencia, capacidad de motivación y energía en nuestros equipos.
Una vez contamos con un plan estratégico es clave saberlo comunicar adecuadamente a toda la organización.
Una vez más, es más fácil no hacerlo. De esa forma, si fracasamos, sólo nos enteraremos nosotros. Sin embargo el fracaso más importante se presenta cuando tenemos miedo a fracasar y lo expresamos manteniendo un halo de misterio sobre nuestros planes entre las personas que tienen que ayudarnos a conseguir los objetivos.
Seguimiento
El adecuado seguimiento de la ejecución del plan así como contar con los indicadores que nos permitan visualizar sus resultados es otro de los aspectos esenciales en un proyecto de Planificación Estratégica.
Es pues esencial diseñar el cuadro de mandos que servirá de testigo de la evolución del plan. Así como definir el sistema de alimentación de información.
Si no podemos medir de manera objetiva los resultados que vamos obteniendo, podríamos caer en el frecuente error de pensar que, simplemente desplegando las tácticas se consiguen los objetivos. Y no es así.
Pivotaje
Aunque la planificación estratégica nos sirve para definir el destino y cómo recorrer el camino, debemos ser conscientes de que, durante el mismo, cuando se está recorriendo, se pueden dar circunstancias que precisen cambios en el plan. Las circunstancias pueden cambiar el escenario y oportunidades pueden precisar cambios en la hoja de ruta previamente definida.
Por ello es también muy importante realizar un constante análisis del entorno y compartirlo en las reuniones periódicas de planificación estratégica. Esto nos permitirá realizar los cambios adecuados a tiempo.